martes, 10 de marzo de 2015

De cuando me di cuenta que lo mio es la antropología histórica

En unos de esos viajes de etnoturismo, disfrazados de prácticas de campo,y en esa ocasión, invitado a la "práctica" correspondiente a la materia de Etnohistoria de México II, tuve la oportunidad de regresar a la ciudad de Oaxaca y sus periferias a una visita de sus maravillosos exconventos de siglos XVI y XVII... etnoturismo, les digo.

Pues bien y para ya no aburrirlos entrare en materia.
Cada persona es diferente ¡Gracias antropología que así sea! pues "no hay antropología más palpable que conocer a alguien en cuestión de cortejo"*. A qué viene esto dirán, pues a algo simple, aceptemos nuestra diversidad -también para prepararlos para algo de mal gusto (jaja)- y en esta cuestiones de diferencia, tengo un problema con los viajes y los que me conocen sabrán mas o menos a que me refiero, mi aparato digestivo reacciona de dos formas y en esta ocasión andaba muy suelto (jajaja), y en la zona de Coixtlahuaca exconvento erigido en siglo XVI y con una maravillosa águila bicéfala en una de sus entradas (escudo de armas de Carlos I de España); me di cuenta que algo andaba mal... cuando pregunte por un baño, me dijeron atrás. Fui y mi sorpresa es que no había baño, me habían mandado a unas letrinas (tres) mas o menos divididas por maderas que se veía hacía la otra por las tablas mal colocadas, lo visto ahí simplemente fue un impedimento para que mi alma descansara.
Me di cuenta de dos cosas en ese momento, i) soy un mamón de lo peor porque a pesar de una imperante necesidad no pude con esa alteridad. ii) fue cuando ya con una pequeña idea de lo que deseaba para proyecto de titulación, dije "creo que jamás podría ser antropólogo de campo" a pesar de que la etnohistoria te da las herramientas necesarias para salir y exotizar indios y mesoamericanizarlos.

Así fue cuando si ya la había abrazado, terminé por aceptar la propuesta teórica del Dr. Segundo. Y con eso termine con todo intento prostituyente de pasar hambre, calor y otras cosas en un trabajo de campo. Pues mi campo esta en los sitios de escritura de los soldados castellanos del siglo XVI y vaya que es basto ese campo. Los antropólogos ortodoxos cuando lean esto me tacharan de hereje antropológico, pues muchas veces la antropología es abrazada por muchos como una religión y no como una ciencia que gracias a su método es laxa en cuanto a lo que queremos hacer.

*La frase expresada aquí, se generó en uno de esos tantos viajes a casa, acompañándonos en el camino, Axel, Luis y yo, y lo que no recuerdo es quién la dijo si Axel o yo en una de esas tantas platicas a Luis y explicándole porque debía acercarse más a la experiencia de la ENAH hedonista.

Alipio

1 comentario:

  1. Jajajaja, o sea que de pura cagada decidiste hacer antropología histórica. Buena esa.

    ResponderEliminar